Iglesia de Santo Tomas de Villanueva
Esta iglesia zaragozana es lo único que ha llegado hasta nosotros del primitivo convento de Agustinos Observantes fundado en 1663 a instancias del Arzobispo Francisco Gamboa.
Ubicada en lo que fue una recoleta plaza llamada de La Mantería, de ahí que popularmente se siga conociendo a esta iglesia con este nombre; hoy se abre al Coso zaragozano y sigue conservando parte del encanto que antaño tuvo.
Al entrar en su interior, uno queda sobrecogido por el impresionante conjunto de pintura mural que cubre sus bóvedas. (en origen, también hubo pintura en sus muros, lamentablemente hoy perdida). Una creación mayúscula de más de 1000 metros cuadrados de pintura al fresco.
Ubicada en lo que fue una recoleta plaza llamada de La Mantería, de ahí que popularmente se siga conociendo a esta iglesia con este nombre; hoy se abre al Coso zaragozano y sigue conservando parte del encanto que antaño tuvo.
Al entrar en su interior, uno queda sobrecogido por el impresionante conjunto de pintura mural que cubre sus bóvedas. (en origen, también hubo pintura en sus muros, lamentablemente hoy perdida). Una creación mayúscula de más de 1000 metros cuadrados de pintura al fresco.
Los Agustinos encargaron el conjunto al afamado Claudio Coello, pintor de cámara del rey Carlos II y una de las figuras más destacadas del barroco español. Para tan titánico encargo, realizado entre 1683 y 1684 contó con la ayuda inestimable de su discípulo Sebastián Muñoz. Sabemos de la valía del genio de Coello, amplio conocedor de esta técnica y ya maduro para llevar a cabo un encargo de dicha envergadura. Para muchos "la capilla Sixtina del barroco en Aragón" -(ambos pintores se autorretrataron como espectadores del conjunto en una de sus bóvedas).
El conjunto mural comenzó su etapa de declive tras la Desamortización de 1835, cuando el convento de Agustinos desapareció, conservándose tan solo la Iglesia y la sacristía, también con pinturas- que pasarían a integrarse en el actual Colegio de Escolapias desde 1883.
Es urgente una concienzuda restauración, que ponga en valor este legado artístico, único en la ciudad. Han sido varios los intentos de restauración integral de las pinturas, algunos verdaderamente desafortunados...
Tenemos el deber de preservarlo. Esta tierra nuestra, olvida muchas veces lo que otras ponderan.
Por último quiero dar las gracias por la gentileza con que he sido tratado por los responsables del Colegio para poder hacer las fotografías que aquí os muestro. Os animo a que aprovechéis cualquier momento que la Iglesia abre sus puertas para entrar en tan fascinante lugar que sin duda sobrecoge a quien tiene la sensibilidad de apreciar tan magna obra...
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