Casa de Miguel Donlope
Esta casa es el ejemplo más sobresaliente
que nos conecta con la Zaragoza del siglo XVI, aquella que recibiera el apelativo de “la Harta”, en donde un paseo por sus
calles era un deleite de maravillas y cuya belleza de sus edificios civiles y
religiosos fueron elogiados por visitantes ilustres que llegaron incluso a
compararla con Florencia…
La casa que mandara edificar
Miguel Donlope en el entorno de la Catedral del Salvador se nos presenta como
el ejemplo más depurado si nos atenemos a la evolución que tuvieron este tipo de casas palaciegas dentro de la centuria del quinientos y se debían al mecenazgo de la
Burguesía que lideraba los más altos puestos de la vida ciudadana.
El jurista Miguel Donlope fue
judío converso y ostentó uno de los más altos cargos dentro del Concejo de la
ciudad, además de ser abogado fiscal del Consejo Supremo de Aragón. Contraería
matrimonio con Leonor, hija del reputado médico, converso también, Pedro de La
Cabra.
Este edificio es destacable
además por ser un lugar “vivo”, ya que es sede desde 1912 de la Real Maestranza
de Caballería de Zaragoza, lo cual nos permite disfrutarlo en un contexto que
no difiere demasiado del que fue concebido, conservando por tanto una gran
parte de su esencia.
La visita al lugar debe
comenzarse deteniéndonos en la contemplación de su fachada, para así
deleitarnos con el ejemplo mejor conservado de este elemento que es divisa y
emblema de las casas aragonesas renacentistas. La armonía en la distribución de
los elementos es palpable y queda coronada con un espectacular alero tallado en
madera, uno de las primeros de tipo clásico creación de Jaime Fanegas, sin duda la obra de madurez de un
gran artista.
Ya en su interior destaca la luna
o patio que distribuye las estancias de la casa en dos pisos y que se engalana
con soberbias columnas jónicas y anilladas las del piso bajo y de orden toscano
las superiores. Son obra de Juan de Landernain, según contrato fechado en 1537.
Sabemos que en la casa trabajó el
fustero ya mencionado antes, Jaime Fanegas en obras de carpintería del tejado y el rafe del interior
de la luna; pero es sin duda la intervención de Bernat Giner el que nos
presenta uno de los trabajos más destacados y espectaculares que podemos
encontrar en toda la ciudad y son las fabulosas techumbres de la caja de la escalera
y de las tres salas del piso noble, finalizados en 1554. Unas piezas que
suponen la cima creativa de este tipo de obras en la arquitectura doméstica, en
donde el lenguaje renacentista está perfectamente asimilado y se combina con la
incorporación de la tradición mudéjar de una forma bellísima y muy original.
Tras recorrer el patio y al
encaminarnos hacia la escalera para subir a las salas de la parte alta,
encontraremos labrado en el muro, el busto de un personaje que no es otro que
el propio Miguel Donlope. En el piso alto y recorriendo sus estancias podremos
añadir un aliciente mayor a la visita, ya que son las ocupadas por la Real
Maestranza de Caballería.
Esta importante institución
nobiliaria que tanto ha hecho por la ciudad, hunde sus raíces en la antiquísima
Cofradía de Caballeros de San Jorge de la cual sabemos que ya le fueron
otorgadas leyes por Juan II y Fernando el Católico en 1505. Se nutría de los
más ilustres varones de la nobleza aragonesa, pudiendo contar con otros del
resto de España; fue su primer hermano mayor el Serenísimo Infante D. Francisco
de Paula Antonio. El 25 de octubre de 1819, Fernando VII, la convirtió en Real
Maestranza.
Y es en una de sus estancias en
donde podemos encontrar la última sorpresa que nos depara este soberbio lugar.
Me refiero al magnífico paño bordado de San Jorge realizado a comienzos del siglo XVI,
ejemplo único conservado en Aragón por el motivo representado.
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