IGLESIA DE SAN GIL
Enclavada en pleno corazón del
casco histórico zaragozano en las inmediaciones de la puerta Cinegia, -una de
las cuatro que tenía la ciudad romana-, la Iglesia de San Gil es una de las más
antiguas y de mayor relevancia artística, atesorando espacios de gran belleza
testigos orgullosos de su dilatado pasado.
Cuando Alfonso I, el batallador en 1118 reconquista
la ciudad a los musulmanes, ya se nombra esta iglesia, lo cual ha hecho que se
especule respecto de su origen. Para unos se trataría de una mezquita
reconvertida en iglesia cristiana, mientras que otros investigadores se
decantan por un edificio mozárabe que habría sido respectado durante la
dominación musulmana como había sucedido con los templos del Pilar y las Santas
Masas.
Sabemos que en 1242 se constituye
como parroquia y será a partir de este momento cuando comience un aumento de
feligreses y donaciones que harán que durante la primera mitad del siglo XIV se
levante un nuevo edificio en estilo mudéjar siguiendo el modelo de iglesia
fortaleza. Es sin duda el edificio que mejor conserva esta fisonomía en Zaragoza,
en donde destacan elementos como la torre y sobre todo, las dos tribunas
laterales que se abren al exterior atravesando otras pequeñas torres que actúan
como contrafuertes de refuerzo de la iglesia.
A partir del siglo XV, la parroquia ya está
plenamente desarrollada, edificándose casas complementarias que se irán
construyendo rodeando la iglesia y sobre todo a lo largo de la actual calle
Cinegio. Aquí y hoy formando parte de un edificio de viviendas, encontramos lo
que fue la Sala Capitular o alguna estancia principal del antiguo hospital que
tuvo la parroquia. Son dos estancias cubiertas por un espléndido alfarje de
madera con escudos pintados y abiertas a un pequeño patio interior a través de
un arco apuntado que apoya en pequeñas columnas. Un tipo de construcción
habitual en la época y del cual conservamos otro ejemplo muy interesante en el número
7 de la cercana calle Mártires. (podéis verlo en la entrada de este mismo blog “el
patio gótico de Puerta Cinegia”)
El interior del templo sin
embargo se os presenta pleno de una impronta barroca con nuevos retablos y capillas
fruto de las obras que se irán realizando a partir del siglo XVII. El interior
se remodela totalmente, incluso se invierte la disposición del altar mayor que
pasará al lugar opuesto del edificio, en cuyo lugar se abrirá la nueva puerta
de acceso al templo, aprovechando la apertura de la calle de San Gil (hoy Don Jaime)
en 1640. Se construirán además otros espacios verdaderamente destacados como la
nueva sacristía o la cripta.
La visita a esta parroquia la definiría
como una sucesión de gratas sorpresas. Es un añadido de pequeños tesoros y de
espacios singulares que conforman un conjunto espléndido pleno de armonía. Poco
a poco en el silencio del espacio que nos rodea se van abriendo camino las
voces que nos llenan el alma.
Mi más sincero agradecimiento a
Don Mario Gállego, párroco de San Gil, por su amabilidad y disposición para lo
que aquí os muestro.
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