CAESARI AUGUSTO _ CAESAR AUGUSTA

Esta leyenda podemos encontrarla en el pedestal de la magnífica escultura del emperador Augusto situada en el entorno de las murallas romanas.

Corría el año 14 a.C. cuando las Legiones: III Macedónica, VI Victrix y X Gemina fundaran a orillas del Ebro, Caesar Augusta como colonia inmune de Roma. El final de las guerras astur-cántabras en Hispania supusieron una reorganización de sus territorios y la nueva fundación en lugar tan estratégico, le auguraba un gran provenir.

Hoy, nuestra ciudad homenajea la memoria de su fundador a través de este hito que refleja una de los momentos cumbres en la representación del que fuera primer emperador de Roma.



Pero antes de comenzar este pequeño viaje, recordemos el origen de esta representación que no es otro que la escultura descubierta en 1863 en la villa de Livia en Prima Porta a 12 km de Roma y que hoy podemos admirar en los Museos Vaticanos. Esta escultura realizada en mármol supone la cumbre en la representación del emperador, idealizado en toda su gloria cívica y política, igualándose a la grandeza de Roma.

Contemplando la escultura, voy a desgranar unos detalles básicos para entender mejor la importancia que tiene esta representación de Augusto.

 

El emperador aparece encarnando una nueva política de pacificación. Octaviano pasará tras la batalla de Accio contra Marco Antonio, hecho que pondrá fin al segundo Triunvirato, a autodenominarse Augusto y el personaje representado a partir de entonces, se idealizará, separándose así de los retratos realistas de la anterior Republica. Se buscará, por tanto, un modelo de cuerpo entero a contraposto que denota un incipiente movimiento con clara inspiración en el Doriforo de Policleto. Observamos que aparece descalzo, ya es visto como un dios, con traje militar de gala, túnica, coraza y paludamentum que recoge con la mano izquierda.



La pieza más llamativa es sin duda la coraza bellamente decorada y plena de simbología. Sobre los hombros en la parte superior se representan 2 esfinges, sello que se asocia habitualmente a Augusto. Una mira hacia delante y la otra hacia atrás, en referencia al pasado y futuro. Continuando y en la parte alta de la coraza, encontramos a Caelus en el centro sosteniendo el cielo como manto protector, a su derecha el carro del Sol tirado por tres caballos y precedido por la personificación del Amanecer portando una antorcha y la Aurora vertiendo el rocío nocturno. En un segundo estrato y centrando la coraza, vemos un personaje que podemos identificar con el dios Marte acompañado de la Loba Capitolina, en clara alusión a Rómulo, el fundador de Roma. Éste recibe las insignias de un parto, el rey Fraates IV que devuelve las Insignias de las Águilas arrebatadas a Craso en la batalla de Carras del 53 a.C. A la izquierda de esta escena, Hispania sostiene la Gladius Hispaniensis en clara referencia a la victoria sobre Cántabros y Astures; al otro lado la Galia vencida con atributos celtas, trompeta de guerra, la enseña con el jabalí y sin espada. Un poco más abajo, y a la izquierda Apolo a lomos de un grifo portando una lira y en el lado opuesto, Diana cazadora sobre un ciervo. Finalmente, y en la parte inferior central encontramos a Telus, diosa de la Tierra que, portando el cuerno de la abundancia de Amaltea, protege y amamanta 2 niños (¿Rómulo y Remo?).






La coraza en su conjunto, busca el fin de perpetuar a Augusto como un nuevo referente en donde los símbolos juegan una partida crucial. La parte central nos muestra el momento en que Augusto en el año 20 a.C. sella un acuerdo con los Partos y recibe las insignias perdidas por Craso en la derrota más humillante sufrida la República. Por tanto, la figura aquí representada podría ser también Tiberio -hijo de Augusto- que hizo las veces de mediador en el acuerdo (y no el dios Marte). A ambos lados, Hispania y la Galia podrían hacer referencia también a los pueblos vencidos de Occidente y a los de Oriente y Germania que eran tributarios y defendían aquellas fronteras. Bajo ellos, Apolo y Diana simbolizan el Sol y la noche/Luna. La dualidad está clara, los opuestos se complementan y son la unión de un todo que es el nuevo dios-Emperador. Esta dualidad la vemos también si apreciamos de arriba a abajo, como el contrapuesto Cielo/Tierra se refleja en Caelus como la nueva edad augustea frente a Telus como la Tierra y la Fecundidad. La nueva era personificada en Augusto está clara a todos los niveles y se resume en Paz-Salud-Fecundidad.


Para saber los orígenes de esta escultura que admiramos en nuestra ciudad tenemos que volver la vista a la Italia del pasado siglo. Corrían los años 30 y el aparato propagandístico del nuevo gobierno de Mussolini vio en la idea de entroncarse con el pasado glorioso de Roma y su Imperio un vehículo de justificación para su política. A través del Ministerio de Asuntos Exteriores y las Embajadas en suelo extranjero se hicieron regalos a países en donde el pasado romano fuera determinante. Consistieron en estatuas emblemáticas como la Loba Capitolina, así como monedas e insignias. La estatua del Augusto de Prima Porta fue elegida para ser regalada a aquellas ciudades en donde el primer emperador jugó un papel determinante. El embajador italiano en España, Raffaele Guariglia supervisó la llegada de tres, la primera llegaría en 1934 a Tarragona, años más tarde las de Zaragoza y Gijón.

Esta que podemos contemplar junto a uno de los lienzos conservados de muralla romana llegó en 1941. Es una pieza magnifica de 2,04 metros de alta, pedestal aparte, realizada en bronce, con más de 1 tonelada de peso. Fue realizada en la fundición Art-Lagana en el año 1940 (en el lateral del pie de la escultura leemos “A. XVIII  E.d.” haciendo referencia este año 18 a 1940, ya que para Mussolini el año 0 comenzaba en 1922, el año de su Marcha sobre Roma, que pretendía el nacimiento de una nueva era…)

La escultura estuvo antes en otros lugares de Zaragoza como la plaza de Paraíso primero, junto a las murallas próximo a San Juan de los Panetes después, también en el interior del Ayuntamiento, volvió otra vez a la plaza de Paraiso y desde 1989 la vemos aquí, en el lugar donde se abría la puerta de Toledo que daba acceso al decumano, la vía principal que recorría la ciudad de este a oeste siguiendo la estela solar en el solsticio de invierno.


 

Pero no puedo finalizar este articulo sin recordar que, en Zaragoza, podemos encontrar otras 2 esculturas que toman como modelo ésta. Si nos desplazamos al Ayuntamiento en el vestíbulo principal nos encontramos con la sorpresa de otro Augusto de Prima Porta. El cual fue realizado por Francisco Rallo Lahoz también en bronce, en 1976 a petición del consistorio, cuando la escultura antes descrita salió de este lugar para ser alojada en la plaza Paraíso.


Vamos por la tercera… saliendo del Ayuntamiento, si nos dirigimos a la plaza de España y entramos en Puerta Cinegia, ya es la apoteosis... ¡sí!, es él, un Augusto de Prima Porta esta vez de 10 metros de altura nos corta la respiración. Apoyado grácilmente sobre la barandilla del primer piso, esta mole de 900 kilos realizado en poliestireno y poliurea por la empresa Tecmolde vio la luz en octubre de 2015 y sin duda es el huésped más admirado de este lugar tan frecuentado.






 Tres versiones de la misma escultura que nos recuerdan al fundador de nuestra ciudad. Caesari Augusto vislumbro un lugar, Caesar Augusta. Tras más de 2000 años aquí seguimos, el buen augurio que supuso la fundación de esta colonia inmune no ha decepcionado. Zaragoza por siempre.

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