casa del VICECANCILLER ANTONIO AGUSTÍN
Los orígenes de la construcción se deben a la unión de varios casas propiedad de Antonio Agustín y Siscar, Vicecanciller del Consejo de Aragón durante los reinados de Fernando II el Católico y Carlos I, que fijará aquí su residencia, según constata el censo de 1495. Aquí nacerán sus hijos Jerónimo y Antonio Agustín Albanell, éste último el gran filólogo, poeta, biógrafo, jurista, teólogo e historiador, considerado el "fundador de las fuentes del Derecho canónico" , brillante figura del Concilio de Trento y Arzobispo de Tarragona los últimos nueve años de su vida, sin lugar a dudas una de las personalidades más destacadas del Renacimiento español.
Posteriormente la casa se engrandeció por mediación de
los Condes de Fuenclara quienes definieron la imagen del palacio tal y como hoy lo conocemos. Y más concretamente a partir del V conde Pedro Cebrián y Agustín, nacido de la unión en 1678 de Lorenza Agustín y Martínez de Marcilla con José Cebrián y Alagón,
Tras servir de residencia a esta ilustre familia tras varias
generaciones, acabo pasando a manos del Arzobispado en 1879 mediante donación de Manuel Dronda Ascarraga con el fin de servir de sede a una "Sociedad de Protección de jóvenes obreros y comerciantes".
Ya en el siglo XX y en su fachada principal se abrieron locales comerciales, destacando sobre todo la librería y galería de arte "Libros". Abrió sus puertas en 1940 fruto del visionario que fue Tomás Seral y Casas, escritor, editor y gran promotor de la Vanguardia nacional, con galerías también en Madrid y París. El caserón sirvió además para otros fines y en su interior destacó la apertura del teatro Salón Fuenclara que posteriormente se convirtió en el cine del mismo nombre y finalmente en el recordado "Arlequín"...
Hoy nuestro palacio es sólo un recuerdo de todo eso. Sus puertas están cerradas y su futuro sigue incierto. En 2002 y tras la compra por parte del Ayuntamiento, se ha procedido a una restauración de cubiertas y partes mas urgentes que finalizó en 2008.
Confiemos en que Zaragoza rescate pronto a este monumental naufrago que pide a gritos ocupar el lugar que merece por historia y elementos que aún atesora.
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