Las CASAS DE MIGUEL TORRERO y de HUARTE

Estas líneas sirven para dar luz a un período en la arquitectura zaragozana que supondrá un momento de tránsito entre las formas de hacer al moderno es decir que siguen las pautas de la arquitectura gótica y las nuevas formas al romano ya dentro de la estética renacentista procedente de Italia. Un periodo que podemos enmarcarlo aproximadamente entre la última década del siglo XV y las dos primeras décadas del siglo XVI.

Vamos a encontrar una fusión de formas sobre todo en el patio o luna que hace de eje distribuidor de todas las partes del edificio, de la casa propiamente dicha. Recordemos que la casa medieval en España es deudora de la tradición musulmana, caracterizándose por ser una casa volcada hacia el interior. Exteriormente tendrá el aspecto de ser un bloque compacto sin apenas vanos o con huecos muy pequeños, sumado esto a que su relación con las otras casas vecinas es escasa y que además se ubican en una serie de callejones estrechos y laberínticos, tenemos como resultado una ciudad toda ella cerrada en sí misma y compacta. Si cualquiera de nosotros pudiéramos pasear por la Zaragoza medieval veríamos a ambos lados de cualquiera de las calles que eligiéramos, muros cerrados y edificios que nos dicen poco hacia el exterior. La ciudad se nos presentaría muda, sin embargo, estas mismas casas hacia el interior se convertirían en auténticas cajas de sorpresas.

Los patios se van a convertir ahora sí en auténticos oasis de luz. La casa se transforma en la fuente o jardín al que llegar, aquí es donde resplandece la luz que inunda sus interiores. Generalmente tienen dos alturas incluso a veces van a llegar a tener tres como en los ejemplos que vamos a ver y es, ante todo, el lugar parlante de la casa,  el verdadero escenario para sus moradores.

Para dar sentido a esto, voy a mostraros tres ejemplos destacados de este momento. El primero de ellos es la casa de Gabriel Sánchez lamentablemente hoy desaparecida y quizás uno de los ejemplos más soberbios de la arquitectura civil de nuestra ciudad. No me extenderé mucho con este ejemplo por razones obvias, pero si aprovecho para recordar su luna a través del grabado que Parcerisa realizó a mediados del siglo XIX y que os muestro a continuación. Podemos ver de una forma bastante fidedigna como era el patio, aún de claro aire gótico de la casa del tesorero del rey Fernando II el católico, una pieza de dimensiones colosales para la época. Recordemos que su sala principal era de dimensiones similares a la que el referido rey Fernando se hiciera construir en el palacio de la Aljafería y que conocemos como Salón del Trono(para más detalles sobre esto, consulte en este mismo blog: el artesonado de la casa de Gabriel Sánchez)

La casa del tesorero Sánchez va a dar significado a los otros dos ejemplos de casas que hoy sí podemos disfrutar y que vamos a descubrir juntos. Me estoy refiriendo a la casa del mercader Miguel Torrero y a la que hoy llamamos de Huarte.

Vamos con la primera, la de Miguel Torrero hoy en día es la sede del Colegio de Arquitectos de Aragón y pese a ser un edificio que ha sido bastante modificado en el siglo XX conserva las partes más destacadas de la casa como es el patio, la escalera, sótanos y sala principal. Viendo su espléndida luna, como ya sabemos, ombligo vertebrador del espacio, destaca por ser un patio de tres pisos, hoy único en Zaragoza y claro espejo en menores dimensiones de la casa de Gabriel Sánchez.









La casa llamada de Huarte, hoy es sede del Archivo Histórico Provincial y pese a no disponer de datos referidos a quien la mando construir y haber tenido también importantes reformas, hoy nos muestra con orgullo piezas sobresalientes como su elegante patio, la espléndida escalera claustral, así como varias salas destacando la principal situada excepcionalmente en la planta baja.












Analizando los patios de ambas casas y debido a su importancia en la totalidad del conjunto, vamos a pararnos aquí para entender más si cabe el mestizaje arquitectónico que vamos a encontrar y que es la característica de estos años de principios del Quinientos. La planta baja va a presentar columnas renacentistas de canon clásico. Sabemos por los alzados conservados de la reforma que hizo en 1957 el arquitecto Regino Borobio en la casa del mercader Torrero que éstas eran columnas toscanas de fuste anillado; hoy no podemos apreciarlas ya que tuvieron que ser reforzadas pasando a tener un aspecto de pilar octogonal.  En la casa de Huarte, las columnas son jónicas y presentan el fuste estriado, pero sin anillo. La galería superior sin embargo y en ambas casas, presenta finas columnas lobuladas con capiteles y basas góticas, coronándose el conjunto con arcos mixtilíneos también de tradición gótica.







Me parece interesante poner en valor este momento concreto, un punto de inflexión entre la tradición gótica fuertemente arraigada y que se resiste a desaparecer y las nuevas influencias foráneas. En estas casas vemos como la tradición tiene aún mucho peso, no obstante, y de forma tímida vemos algo de evolución. Algo similar también se muestra en las  formas que afectan a otras partes de la casa como los alfarjes de madera que cubren algunas de sus salas.

Estos dos edificios ambos deudores de la casa de Gabriel Sánchez ejemplifican un momento de tránsito entre dos corrientes y dos formas de hacer arquitectura y nos recuerdan que los nuevos modelos en cuanto a las artes tardan a afianzarse en el tiempo y en ocasiones pueden convivir teniendo como resultado pulsiones de belleza que se hacen eternas. 


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