Lugares con Derecho propio.

Este paseo que os invito a hacer conmigo por Zaragoza nos servirá para recordar instituciones destacadas de nuestro derecho que son un verdadero distintivo de las relaciones entre el rey y sus súbditos que hicieron de Aragón una tierra excepcional y privilegiada para su tiempo. Me detendré en tres edificios que guardan en mayor o menor medida relación con esto y nos servirán para descubrir gratas sorpresas que nos esperan en sus interiores.

Comenzaremos con la sede del Justicia, institución privativa del reino de Aragón y verdadero orgullo del mismo. De ahí nos desplazaremos al Colegio de Notarios de Aragón que recoge la andadura del centenario colegio que agrupaba a los notarios de número y caja de Zaragoza. Acabaremos visitando la casa que ocupó Jordán de Asso, edificio recientemente reformado y que nos servirá para reflexionar sobre la reutilización de nuestro patrimonio.

Estos tres edificios hunden sus raíces en la Zaragoza renacentista que tantas veces os he indicado marcó un hito dentro de las ciudades hispanas y nos va a servir también para pararnos a pensar en cómo los edificios se han ido adaptando muchas veces a diferentes usos; han sido residencia de sus primeros moradores que los pensaron como escaparate de su prestigio ante la ciudad; hoy en día con el devenir del tiempo son sede de centenarias instituciones que los han visto renacer y embellecerse hasta el punto de poner en valor piezas destacadas de sus interiores, incluso veremos un caso de edificio con uso residencial privado. 

Empecemos ya con la visita al palacio que hoy es sede del Justicia de Aragón.





Desde su nacimiento en la Edad Media, el Justicia era un caballero que mediante nombramiento real se erigiría como juez medio entre el rey y el reino para convertirse en el máximo defensor de los fueros aragoneses. Con el tiempo, ya en la Edad Moderna y a partir de 1528 se establecerá que cuente con 5 lugartenientes dando paso a un tribunal de 17 miembros, naciendo así el Justiciazgo que contará incluso con cárcel propia, -la de manifestados- donde todos los aragoneses podían acogerse para ser juzgados por esta institución y no por el poder real. Con los Decretos de Nueva Planta durante el reinado de Felipe V a partir de 1714 la institución quedó abolida y así tendremos que esperar hasta la aprobación del Estatuto de Autonomía de Aragón en 1989 para ver renacer al Justicia que sigue velando por los intereses de todos los aragoneses frente al derecho y a las posibles intervenciones del Estado en general donde se incluye nuestra Comunidad Autónoma.








Hoy el Justicia de Aragón ocupa una antigua casa de tipología renacentista perteneciente a la baja nobleza. Ubicada en el barrio del Boterón en el entorno de la Catedral del Salvador se le conoce con el nombre de sus moradores del siglo XIX, los Armijo. Carecemos de noticias sobre quien la mandara construir, incluso se ha relacionado con alguna casa que pudiera haber pertenecido a los Arcedianos de La Seo, no obstante, lo que hoy podemos apreciar es fruto de la profunda restauración a la que fue sometida a finales del siglo XX para acoger con gran acierto y así embellecerla para ser sede de la institución que es bandera em la defensa de las libertades de Aragón. Un lugar que destaca además por haber puesto en valor las partes más destacadas de su patrimonio incluyendo otras procedentes de edificios tristemente derribados como los dos esplendidos alfarjes salvados del palacio de La Caballería que ennoblecen dos de las salas principales del edificio. Destacan además en los sótanos, antiguas bodegas de la casa, las estancias dedicadas a la figura de Emilio Gastón, primer Justicia de la democracia. Un lugar abierto a todos los aragoneses que nos llena de orgullo por contenido y razón de ser. Gracias por haberme permitido recorrer este lugar con una compañía inmejorable.





Por otro lado, el Colegio Notarial de Aragón tiene su precedente en las Cortes de Zaragoza de 1263 que ratifica sus privilegios como colegio de notarios de número de cuarenta o también llamados de caja y número. No hay que confundirlos con los notarios reales agrupados en la cofradía de Santo Tomás, y con los cuales surgieron problemas que en ocasiones tuvieron que derimirse en las propias Cortes o por mediación real.

Estaba formado por personas que debían de ser de competencia intachable y unas normas muy rigurosas, más incluso que para aspirar a entrar en las órdenes militares. Hoy el Colegio de Notarios tiene un amplísimo archivo con un gran número de notas y protocolos notariales de un gran valor histórico y que dan fe de una labor de mediación y contratación privada en todo tipo de ámbitos que hoy se torna de un valor documental muy apreciado. Así pues, los notarios de número y caja serían los defensores acérrimos frente a posibles abusos del poder real de las antiguas libertades que prueban el carácter libre de los hombres que constituían el reino de Aragón.

Está instalado desde 1929 en el antiguo palacio de los condes de Sobradiel y posteriormente condes de Gabarda.








Nos situamos en la plaza del Justicia, lugar donde hoy se alza la fachada principal de la casa que ha ido presentando a lo largo de los siglos varias reformas y modificaciones sin que tengamos noticia de quien la mandara construir. Se cree que su origen se relaciona con los Lanuza ya que la pieza más antigua conservada es un espléndido alfarje mudéjar que nos muestra los escudos del matrimonio de Martina de Lanuza y Francisco Fernández de Heredia acaecido en 1490. En aquellos tiempos la casa miraba hacia la plaza del Mercado verdadero escaparate de los actos civiles de la ciudad. En tiempos del Justicia Juan de Lanuza V y tras los tremendos acontecimientos de 1591, invasión del reino por parte de los ejércitos castellanos incluido por orden de Felipe II –quien no olvidemos había jurado respetar y acatar los Fueros y Libertades de Aragón- la casa fue mandada destruir por él mismo, tras la ignominiosa ejecución del propio Justicia. Tras años de silencio, tiempo más tarde y ya en el siglo XIX serán los Condes de Sobradiel los que darán un nuevo impulso al edificio esta vez mirando hacia la nueva plaza donde se alzaba la Real Capilla de Santa Isabel dependiente de la Diputación del Reino. En este contexto Jose de Yarza en 1859 realizará las obras de ampliación del edificio con una espléndida fachada neoclásica y las nuevas estancias donde hoy se ubica el Colegio de Notarios.





Cerramos este paseo con un coqueto edificio de viviendas recientemente rehabilitado que se ubica a escasos metros del anterior de los Armijo y que nos permite seguir tirando del hilo a propósito del Justicia, ya que según parece aquí vivió Juan Campi, sucesor del recordado Juan de Lanuza. Estamos ante un edificio también de tipología tradicional de la baja nobleza aragonesa; sabemos que en el siglo XVII fue morada de la familia Labalsa y que años después a finales del XVIII fue residencia del insigne Ignacio J. de Asso, jurista y científico, colaborador del general Palafox durante Los Sitios. Tras una cuidada restauración se ha puesto en valor los elementos antiguos combinándolos con otros nuevos, acorde con la nueva funcionalidad del inmueble. Es un acertado ejemplo de “hacer ciudad” y más aún dentro del centro histórico.









 Finalizo este recorrido donde os he querido mostrar tres ejemplos de casas que atesoran un pasado cargado de historia y que hoy se ennoblecen aún más si cabe para descubrirnos su belleza que es siempre fuente de inspiración. Ahí está para que la disfruteis.

Que mejor manera para concluir que esta frase del siempre recordado nubepensador Emilio Gastón que todas las noches cual emotivo faro nos ilumina -como no- en la plaza del Justicia. 

”…y seguiré la lucha en subjuntivo como si pudiera o pudiese”. 

 


Comentarios

  1. Interesantísimo y con comentarios muy ilustrativos y preciosas fotografias, aunque soy de Zaragoza la verdad que nunca había visto por dentro esas joyas

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    1. muchísimas gracias por tus palabras, son un estimulo para seguir.

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