NUEVOS USOS PARA UN PATRIMONIO

 La ciudad está en constante cambio, eso es un hecho. Uno de los retos a los que hacer frente es el nuevo uso que demanda el patrimonio arquitectónico ya que en numerosos casos el fin primero para el que fue creado ha dejado de tener sentido.

Un país como España que atesora el patrimonio más rico a nivel mundial por variedad y calidad -si es que esto último pudiera sopesarse de alguna manera, ya que el arte es un tanto subjetivo- debe dar solución a una cuestión que muchas veces es polémica: ¿recuperación con un nuevo uso o destrucción?

El interés por el patrimonio, a nivel institucional, llego con el siglo XX, quedaban atrás momentos que nos deberían dar vergüenza en que salían de España piezas destacadas, por no decir emblemáticas de nuestra identidad que engrosaban colecciones privadas y publicas de países europeos y americanos. España se convertía en exportador de arte, ante la ignorancia y pasividad de esas clases que se autoproclamaban herederos de un pasado cultural que creían propio. Poco a poco, las cosas irán cambiando y a partir de ahí se generarán nuevos retos que han ido consiguiendo que la valoración y el interés por "lo nuestro" sea una realidad.

A continuación os mostraré varios ejemplos de edificios que podemos disfrutar en Zaragoza y que suponen un giro importante en su concepto inicial. Patrimonio recuperado con un nuevo uso. Recuperación de la forma -con ejemplos que a veces suscitarán controversia- y que responden a una nueva función. Comencemos....

El Centro de Historias fue inaugurado en 2003 con un claro empeño de "hacer ciudad". Ocupaba el solar del primitivo convento de San Agustín; abandonado y vendido en lotes al mejor postor tras la Desamortización de 1835, parte de sus edificios acogerán posteriormente usos cuartelarios-. Hoy siguiendo un criterio de recuperación en analogía formal con un ambicioso proyecto global del arquitecto municipal Ricardo Usón García que puso en valor los restos históricos como las fachadas de la plaza de San Agustín, los claustros interiores o la cripta bajo la cabecera de la Iglesia -descubierta tras la campaña arqueológica-, todo lo cual se integra con las edificaciones nuevas que acogen una Biblioteca y los espacios expositivos temporales. Un equipamiento cultural de primer orden para la ciudad que además acoge un reto pionero como es la Escuela Museo del Origami de Zaragoza.









A continuación 2 edificios del Quinientos, ese siglo donde la arquitectura zaragozana brillaba con especial fulgor. Son muchos los palacios o casas de habitación que atesoraba nuestra ciudad. Podemos seguir deleitándonos con algunos de ellos, otros son sólo recuerdo y muchos son auténticos desconocidos por la escasez de referencias que nos han dejado. Una arquitectura que dio personalidad propia a nuestra ciudad y que sigue deparando sorpresas.
El primero de ellos es la casa que ocuparan los hermanos Argensola en la segunda mitad de la centuria. Situado en una bocacalle de la calle Mayor, hoy y tras una exquisita y cuidad restauración llevada a cabo por Fernando Aguerri finalizada en 1989 acoge viviendas en dos plantas y un local comercial en sus bajos y planta sótano.










De aquí y continuando por la calle Mayor para seguir por la de Santa Cruz, nos encontramos con la casa familiar que fue morada también en la segunda mitad del Quinientos de los controvertidos Priores de la Seo zaragozana de apellido Ortal o Dortal. Estos hermanos, Juan Miguel y Lupercio, convirtieron su casa en las habladurías de parte de la sociedad de aquel entonces, por la pompa y ostentación de que hacían alarde en su casa familiar, sin apenas interés en ocupar la casa oficial de los priores que era la Casa del Arco junto a la Catedral.
Hoy y tras una polémica reconstrucción finalizada en 1992, ya que en este caso hablar de restauración, es mucho hablar...acoge viviendas en donde podemos apreciar elementos arquitectónicos dispersos y lo más llamativo, un restaurante singular en el lugar que ocupaba la luna o patio distribuidor de la casa.








Otros sitios se nos revelan como auténticas sorpresas por el nuevo uso que albergan. 
Un día llego a mis oídos una iniciativa que aglutinaba a artesanos,  diseñadores, puestos de arte y gourmet, los fines de semana en el barrio de San Pablo y respondía al sugerente reclamo de Mercado del Cierzo. Hasta allí me encaminé y la sorpresa fue fantástica, llamándome mucho la atención por el lugar donde se desarrollaba. Era la antigua fabrica de montajes eléctricos de Enrique Coca. Esta empresa centenaria hoy se ha desplazado a un polígono industrial y entre otras cosas es la encargada de iluminar edificios señeros de Zaragoza como la Basílica del Pilar o los puentes de Piedra y Hierro.
Estamos ante un local de tipo industrial que aunque según he confirmado no tiene la categoría de edificio protegido  me interesa referenciarlo aquí por la adaptación a un nuevo uso que ha supuesto darle un nuevo enfoque que es digno de ser apreciado.






Quiero cerrar este paseo con dos cines reconvertidos. Me produce sentimientos encontrados estos dos sitios y es sobre todo porque soy de los que piensan que he sido afortunado por haber disfrutado de las esplendidas salas de cine que hemos tenido en Zaragoza. Algunas de ellas consideradas auténticos hitos a nivel internacional. Para mi entrar en estos templos de la imagen, auténticos monumentos, era una experiencia casi onírica. Al final de la década de los años 80 vi como muchas de estas salas cerraban, eran destruidas o compartimentadas para otros usos perdiéndose para siempre. Afortunadamente estos dos cines resistieron hasta entrar en los 2000, y vieron como sus espacios eran protegidos para salvaguardarlos de la piqueta. 
El Cinema Eliseos abría sus puertas en 1944 fruto del cuidado y elegante diseño de Teodoro Rios Balaguer. En 2014 cerraba sus puertas y hoy es un restaurante de comida rápida.




Por otro lado, el Coliseo Equitativa, soberbio referente del teatro y el cine en nuestra ciudad obra de los arquitectos José de Yarza García y Manuel Martínez de Ubago tuvo desde 1950 y hasta 1999 una andadura de imborrable recuerdo. Hoy acoge en todo su espacio, el cine y las dos entradas en forma de pasaje comercial, una tienda de ropa que recientemente ha reformado y puesto en valor más si cabe, la peculiar y acertada estructura abovedada que era la seña de identidad de esta emblemática sala.



Finalizo con una reflexión personal, y es que vistos estos ejemplos, podemos fantasear con la cantidad de opciones que habrían tenido otros edificios que nos han corrido esta misma suerte. Podamos seguir disfrutando de estos que si están, es cierto que de forma diferente, pero al fin y al cabo, siempre será mejor seguir existiendo así, que desaparecer para siempre.
¿Qué pensáis vosotros?....

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