una casa en calle Las Armas 32
Paseando por el barrio de San Pablo encontraremos un lugar único en Zaragoza que nos lanza -como un viaje en el tiempo, al siglo XV y a entrar en una casa posiblemente perteneciente a la baja nobleza aragonesa.
Son escasos los ejemplos que tenemos de viviendas de este siglo y completos, podemos decir que solo nos queda éste. Encontramos partes fragmentadas en el torreón Fortea, un patio actualmente embutido en el centro comercial Puerta Cinegia y una estancia doble que debió pertenecer a la parroquia de San Gil en la calle Cinegio. Además debemos recordar algunas techumbres que han llegado hasta nuestros días formando parte de otros conjuntos, como son las de la casa del secretario real Gabriel Sánchez o los Lanuza. Tema aparte estarían las habitaciones que mandarán construir los Reyes Católicos en La Aljafería y que nos dan buena muestra de la pericia y buen hacer de los talleres gótico mudéjares locales. Sin duda alguna el origen del esplendor urbano que Zaragoza vivirá en la centuria siguiente del Quinientos, lo tenemos aquí.
Nada sabemos de quien mandará construir esta casa, podemos imaginar que por estar ubicada en el barrio del Rey -hoy San Pablo, debió pertenecer a un burgués bien posicionado o a un miembro de la baja nobleza. La calle Las Armas, debe su nombre a que aquí se ubicaba el gremio de armeros y sabemos que había en ella talleres de armas de todo tipo, incluso de fuego. Paseando por la zona, apreciamos numerosas fachadas de unas dimensiones parecidas a nuestra casa y que están condicionadas por una morfología adscrita al tamaño de la parcela donde se ubicaban.
En el Archivo Municipal encontramos una referencia relativa a la intervención que Pascual Bravo realizará a petición de Francisco Roba en 1922 para reconstruir la escalera que estaba en estado ruinoso y elevar la luna en 2 alturas para construir viviendas de alquiler. Esto era muy habitual en la época y afectó a multitud de edificios del quinientos sobre todo que vieron como se reformaban y adaptaban a usos vecinales. Es por este motivo que cuando la casa fue vendida al Ayuntamiento en los pasados años 80 y éste comenzó su restauración, la sorpresa fue mayúscula cuando al derribar falsos techos y tabiques, fueron apareciendo muestras destacadas de carpintería mudéjar y relieves en techos y puertas, así como restos en la luna de columnas y capiteles góticos con formas vegetales...
Con un criterio muy acertado, hoy se ha ubicado en la casa, parte de la Escuela Municipal de Música y Danza, a la cual y a su Dirección -quiero agradecer me hayan permitido ver y fotografiar lo que aquí os muestro. Lo podéis ir apreciando en un recorrido que desde la puerta de entrada y mostrándoos la parte baja de la luna y una sala acondicionada para percusión, nos vamos encaminando y subiendo la escalera hacia la planta primera donde encontramos dos salas que son simplemente espectaculares por las techumbres mudéjares que custodian. En la primera sala además se han encontrado restos de pintura de gusto neoclásico y que podría pertenecer a los habitantes de la casa de aquel momento que respondían a las iniciales A y U que aparecen entrelazadas. Ambas techumbres son magnificas, están realizadas a finales del Cuatrocientos y están emparentadas con aquellas que encontramos en la Casa de los Lanuza (hoy Colegio Notarial) y la de la Casa de Gabriel Sánchez (hoy troceada y ubicada una parte en el Palacio de Montemuzo y otra en la Sede de Patrimonio Municipal). Aquí, en estos dos alfajes, si hemos conservado el alicer que sirve de apoyo al entramado de madera y que se decora con inscripciones de salmos bíblicos. Son: "Señor, Dios mío, en ti he confiado, sálvame de todos los que me persiguen y líbrame" y "Escucha, ¡oh Señor!, mis voces con que te he invocado; ten misericordia de mí y óyeme". La techumbre ubicada en la sala menor a la cual pertenece el segundo salmo, esta además profusamente decorada con motivos vegetales y de lazo que la convierten en una delicia para los sentidos.
Aparte de esto cabe destacar la decoración esculpida sobre las puertas y que nos recuerdan a aquellas que -como ya os comentaba al principio del artículo- guardan relación con las que encontramos en las salas de los Reyes Católicos en la Aljafería. Conocemos a los artífices de estos trabajos: Farax Gali, Mahoma Palacio y Brahem Monferriz y debido a la similitud con lo que encontramos aquí, es fácil que la imaginación busque conexiones en cuanto a autoría...ahí os lo dejo.
Como veis, este lugar es una caja de sorpresas. Sin duda alguna el duende que un día habitó aquí y llenó la casa de rincones en donde florecían las musas y cantaban los pájaros, han dado paso a un lugar nuevamente encantador en donde ese mismo duende no para de crear a través de viento y percusión una sinfonía enlazada con las formas eternas de la danza que la hacen inmortal.






















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