Museo Pablo GARGALLO

 En la plaza de San Felipe, una de las más bellas del centro histórico de la ciudad encontramos un lugar sobresaliente por continente y contenido… me refiero al Museo monográfico dedicado al insigne escultor Pablo Gargallo alojado en la casa palacio que mandara construir Francisco Sanz de Cortes, primer marqués de Villaverde en 1661.

 

 

Como mi intención en este momento es centrarme en el contenido musealizado, daré únicamente unas pinceladas sobre el edificio. El cual es una muestra paradigmática de la arquitectura domestica barroca en la ciudad.

Las partes interiores siguen el modelo de la centuria anterior en donde las estancias se distribuyen en torno a la luna o patio abierto franqueado por columnas anilladas. Es en la fachada donde las diferencias son más evidentes. Ahora los volúmenes ya no siguen la armonía que habíamos visto en edificios anteriores, sino que elementos como la puerta, los balcones y ventanas del piso noble y sobre todo el alero se convierten en los protagonistas en detrimento de otras como la galería de arquillos superior que aquí es solo fingida. El conjunto de la casa se relaciona además con la iglesia adyacente de san Felipe con la cual sabemos estaba comunicada a dos niveles; junto a la capilla del Ecce-Homo en la planta baja y sobre el altar mayor mediante una tribuna que servía para asistir a los oficios religiosos, sin olvidar la labor de mecenazgo que los marqueses de Villaverde primero y Condes de Argillo después tuvieron para con la Iglesia.

Dicho esto, hoy el protagonista de este destacado palacio urbano no es otro que Pablo Gargallo. Todo comenzó con el centenario de su nacimiento, celebrado en Maella en 1981 y cristalizó con la apertura de este museo monográfico en 1985 gracias a la maravillosa e ingente donación de obras, moldes, dibujos, cartones, etc que hizo Pierrette Gargallo de Anguera, hija del escultor. Un privilegio para la ciudad y sus visitantes que nos brinda el placer de disfrutar de un completo recorrido por todas las etapas creativas de tan fascinante artista.

 





La visita la podemos comenzar a pie de calle, observando las muestras que con un criterio excelente se han colocado para dar la bienvenida al visitante. Son esculturas que sirvieron de modelo para las que la ciudad de Barcelona encargó a Gargallo con motivo de la Exposición Universal de 1929 y que sirvieron para engalanar la plaza de Cataluña y el Estadio Olímpico de Montjuïc. A partir de aquí y entrando en el Museo, ya sólo es cuestión de dejarnos llevar de sala en sala en sintonía con el genio creativo que fue Pablo Gargallo.
















Poco más puedo decir yo aquí, visitad este lugar único, estoy seguro que en algún momento sentiréis la emoción que produce la contemplación de una verdadera obra de arte.



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